Sin visión la gente perecerá, pero bienaventurados los que siguen las enseñanzas de Dios. - Proverbs 29:18
Los valores americanos tradicionales, fundados en las creencias judeocristianas, impulsan mi visión en todos mis esfuerzos.
Veo el potencial de una América sana y sé por experiencia propia que la salud no proviene de un abuso interminable del sistema.
Necesitamos más del liderazgo audaz que hemos visto en los últimos años para oponernos a una agenda de izquierda radical, decidida a destruir a los Estados Unidos.
Como su representante en el Congreso, trabajaré incansablemente para garantizar que nuestros hijos y nietos vuelvan a vivir en una América de la que puedan estar orgullosos. Unos Estados Unidos que defiendan la fe, la familia y el sentido común, fundados en los valores que han hecho de esta nación la más grande del mundo. Día tras día, vemos cómo nuestro país involuciona y cómo nuestras libertades se erosionan rápidamente. Mientras que países como China toman medidas para dominarnos, muchos de nuestros líderes de visión limitada, se centran en cuestiones absurdas como si las personas biológicamente masculinas deben participar en los deportes femeninos, y aun así pretenden ser el partido del empoderamiento femenino. Es lamentable que muchos de nuestros representantes en el Congreso no parezcan tener ni siquiera una comprensión básica del pacto social. Nuestro país necesita representantes que defiendan al pueblo, no a los grupos de intereses especiales y a sus agendas radicales.
Como estadounidenses patrióticos, nos encontramos a merced de una facción pequeña pero radical que busca controlarnos, anularnos y menospreciar nuestros valores tradicionales. Y mientras ellos quieren que rechacemos a Estados Unidos y sus principios y valores fundacionales, yo propongo un camino diferente. Debemos revigorizar las instituciones de la democracia estadounidense arrojando luz sobre la corrupción profundamente arraigada que ha infectado a Washington D.C.
Para prosperar debemos poner a Estados Unidos en primer lugar. Cuando ganamos, el mundo gana, porque unos Estados Unidos fuertes son unos Estados Unidos protectores. Unos Estados Unidos fuertes han dado lugar a un mundo más seguro y estable que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Mientras que la izquierda quiere hacernos creer que Estados Unidos es un pozo negro de racismo y fanatismo, la verdad es que somos la nación más libre y justa de la historia, a pesar de todos sus defectos. Acompáñenme en este viaje para construir un futuro del que podamos estar orgullosos. Les prometo que, como su representante, tendrán un congresista que dirá en voz alta y con orgullo "Sí" a Estados Unidos.
Me ofrecí como voluntario en el ejército para proteger a esta gran nación de las amenazas extranjeras. Hoy, nuestra mayor amenaza está aquí mismo, en Estados Unidos.